INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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20/5/15

Otra España, otros pueblos

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El Viajero, de Úrculo (Oviedo)
¿Saben ustedes qué es lo que más me ha impresionado siempre cuando he viajado hasta la cornisa cantábrica? El paso de la cordillera, con su cambio radical del clima y del paisaje. Admiro las montañas tanto o más que las catedrales; no en vano son la cosa que más nos acerca al cielo con los pies en la tierra.

La primera vez que fui a Cantabria (en aquel tiempo no se llamaba así, sino “provincia de Santander”, perteneciente a la región de Castilla la Vieja), tenía 17 años y no conocía el mar; lo conocí nada menos que en la hermosísima playa de Laredo el día en que regresábamos de haber visitado la Cueva de Altamira, la original, la que ahora es muy improbable que la mayoría de personas que no la vieron antes, pueda contemplarla ya en su vida. Entonces atravesamos la cordillera de noche, en el tren. Recuerdo que me dormí en Medina del Campo, a pesar del cansino golpeteo, ¡cataclán-cataclán!, del raíl discontinuo, y desperté a las 8 de la mañana en Torrelavega. Ya se pueden imaginar la emoción. ¡Indescriptible!

La última vez, en cambio, que he pasado los Montes Cantábricos ha sido en un viaje a Oviedo con mi coche. Sin duda, el simple hecho de acercarte a la Cordillera desde la Meseta y traspasar las enormes moles montañosas, en cuyos picos elevados, aun en el mes de agosto, brillan al sol las nieves perpetuas, constituye la fascinante sensación de estar cruzando la frontera entre dos mundos, entre dos Españas diferentes.

El escollo principal es pasar Madrid; siempre me ha dado pereza, ¿se lo pueden ustedes creer? Es un verdadero obstáculo vial, una madeja liosa de circunvalaciones y enlaces de autovías cuando uno quiere viajar al norte. Luego, una vez que tomas la A-6 de La Coruña, ya respiras, relajas un poco la tensión, y, ¡venga!, carretera y manta. El paisaje empieza a tornarse granítico y las peñas adoptan formas redondeadas. A la izquierda, lejana y diminuta, se divisa la enorme Cruz de los Caídos. Luego nos vamos acercando a la Sierra de Guadarrama, con la cumbre de la Bola del Mundo a la derecha. Y en seguida nos hallamos ante la boca del famoso túnel, de unos 3 kilómetros de longitud (ahora modernizado, pues antes era de doble sentido). Lo pasamos y al otro lado seguimos disfrutando de los abiertos horizontes castellanos, mientras que el coche, con una velocidad constante, circula “casi con el piloto automático”.
 
En Tordesillas hay que detenerse. Aparte de su interesante casco antiguo dominando sobre las aguas del río Duero, tiene ese sabor histórico que nos recuerda el famoso Tratado firmado allí en 1494, mediante el cual, y con una línea imaginaria, se “repartieron el mundo” entre España y Portugal. (Los Reyes Católicos pisaban fuerte; tenían de su parte al poderoso papa valenciano Alejandro VI, que el año anterior les había otorgado las Bulas Alejandrinas, una especie de “aval” de la Santa Sede para llevar adelante sin trabas de ninguna clase la conquista, colonización y evangelización de América, ¡ahí es nada!)

Después continuamos en la A-6 hasta Benavente, donde me acuerdo siempre del famoso poema “Un castellano leal”, del Duque de Rivas, con los versos más orgullosos de las letras hispanas puestos en boca de Alonso Pimentel, cuando dice de Carlos III de Borbón, con motivo de su visita a Toledo en 1526, aquello de: “...Si él es primo de reyes,/ primo de reyes soy yo,/ y Conde de Benavente,/ si él es Duque de Borbón...” Allí es donde nos desviamos para tomar la AP-66, la “Autopista de la Plata” (parte de un ambicioso proyecto de enlazar Gijón con Sevilla), donde se nos anuncia ya Oviedo en los carteles. Aunque la provincia de León es grande, pues dicen que “ancha es Castilla”, y hay que recorrerla en dirección norte antes de columbrar las primeras estribaciones de los montes cantábricos, de solanas abruptas, peñas escarpadas y laderas con poca vegetación.

Es agosto y, en la burbuja climatizada del interior del coche, no sentimos los rigores del sol de hierro fundido del medio día (por tierras de Burgos, cuya climatología no se lleva muchas pleitas con la de León, la gente dice que tiene “diez meses de invierno y dos de infierno”). Pero cuando vemos un gran cartel que nos dice: “Precaución, está usted circulando por una autopista de alta montaña”, nos damos cuenta que estamos ya metidos de lleno en la cordillera. Y, tras pasar un túnel de algo más de kilómetro y medio, en seguida tenemos a la vista el inmenso pantano “Barrios de Luna”, en cuyo fondo permanecen sumergidos dieciséis pueblos desde 1951, y el famoso puente “Fernández Casado”, que con más de 500 metros de longitud, lo cruza por encima.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 15/05/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"