INTRODUCCIÓN

______________________________________________________________________________________________________
JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

Buscador por frases o palabras

Buscador por fechas de publicación

Traductor de esta página a más de 50 idiomas

21/4/15

¡Vámonos al monte!

.
Paisaje primaveral con el Almorchón al fondo
Estas últimas semanas ha llovido algo y como el monte es muy agradecido, enseguida todo reverdece y se engalana de flores. Casi ha terminado ya la floración de los frutales, pero ahora queda la de los matojos y arbustos silvestres: el romero, el jaguarzo, la estepa, el tomillo, la retama... Y como Cieza está rodeada de montañas, cerros, lomas y cabezos, es fácil dejar el coche en cualquier camino y meterse por alguna senda, trocha o barranco, para sentir de lleno el gozo de la primavera.

Este año han sido muchas las personas que han querido venir a este pueblo para contemplar la belleza de nuestras arboledas en flor. Es justo decir también que mucho ha tenido que ver Fernando Galindo en ello, pues ha divulgado con sus imágenes más y mejor que otros con miles de palabras. Allende nuestros límites la gente se está enterando de que aquí tenemos una hermosura, un regalo para la visión, producto del agua, la tierra y el trabajo del hombre. De modo que cada vez más, muchas personas vienen hasta aquí para contemplar al natural eso que han visto en fotos, subidas a internet, enviadas a la televisión, impresas en libros y folletos o colgadas en exposiciones. Este año se ha podido comprobar el aumento de visitantes, deseosos de ver por sí mismos eso que dicen de la floración en Cieza. Y, haciendo autocrítica, quizá hayamos fallado un poco con las infraestructuras que requiere este tipo de turismo. Hay que estar mejor preparados para el año que viene. Hay que pasar de la retórica política a los hechos: que cuando el visitante llegue, se encuentre a gusto en la ciudad y feliz en el campo; que éste pueda saciar con creces su curiosidad y cubrir de forma plena sus necesidades.

Ahora los bancales de regadío y los millones de árboles que se cultivan a maravilla en todo nuestro término municipal, han pasado de los mil colores de sus flores al verde intenso de sus hojas. Pero la primavera, instalada de lleno en nuestro terreno, muestra todavía sus galas, algo más humildes pero no por eso menos bellas, a lo largo y lo ancho de nuestros espacios agrestes. Así que la gente de otras regiones, pueblos y ciudades, aún está a tiempo para sentir la otra floración: la que se abre por todos los rincones y parajes de nuestros montes.

 Más como en todos los lugares donde vamos (y esto, más que por los visitantes que lleguen de fuera, lo digo por nosotros mismos), hay que ser plenamente respetuosos con el medio. Cuanto un lugar está más lleno de vida, más sensible es a cualquier cambio que provoquemos en él. En la sierra hay que evitar no salirse de los senderos, y, si hubiera que hacerlo, procurar la mínima rotura de la capa vegetal (al respecto, ustedes deben saber que no hay mayor atentado al monte de la Atalaya que el producido cada setiembre con la Romería). Ni que decirse tiene que no se deben dejar residuos o desechos en el campo, salvo los puramente orgánicos, como pueden ser las peladuras de una manzana, la corteza de una naranja, la piel de un plátano o las cáscaras de unos frutos secos, los cuales incluso son beneficiosos para la microfauna y, al final, humus para la tierra; pero jamás debemos tirar nada de plásticos, vidrio, hojalata u otros productos que pueden tardar muchos años en biodegradarse.

 Por supuesto, no debemos quebrar tallos o ramas de árboles o arbustos, y mucho menos arrancar cualquier matujilla que nos guste por sus flores o su olor (lo que sí podemos llevarnos del monte, ¡todas las que queramos!, son fotos). Por otra parte les aconsejo que comprueben los aromas de las plantas, verán qué encanto da reconocer las cualidades olorosas de algunas, como la ajedrea, la sabina, el lentisco, el romero por supuesto, y otras como el tomillo en sus diferentes variedades: el de farolillo (sus florecillas blancas se asemejan a faroles), el fino (se utiliza para infusiones y condimento) y el de la oliva (servía para aderezar la aceituna negra cuando ésta se echaba en orzas de barro). Pero basta con estrujar entre los dedos unas hojillas de las mencionadas plantas para poder sentir en la nariz su profundo y agradable aroma.

En cuanto a los colores y formas de las flores silvestres, las hay variadísimas y abundan según en qué lugares. Nada tiene que ver la humildad de las plantitas que crecen en la Sierra de Ascoy con la exuberancia montaraz de la Sierra del Oro. La más abundante en general es la flor del romero, diminuta, arracimada y de tonos blanco-azulados; luego da encanto ver la de la retama, de un amarillo intenso; la del jaguarzo, blanca, de cinco pétalos; o la de la jara, rosa, también de cinco pétalos, pero grandes y arrugados (la arruga más bella que conozco).
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 18/04/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

EL ARTÍCULO RECOMENDADO

LOS DIEZ ARTÍCULOS MÁS LEÍDOS EN LOS ÚLTIMOS TREINTA DÍAS

Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
.
* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
_____________________________________________________

Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"