INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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14/4/15

Las Balsas de Migaseca

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Antiguas balsas de cocer esparto de Migaseca
Para algo sirve hoy ese descampado sucio, descuidado y lleno de malezas y basuras, en el límite urbano del barrio de Santa Clara, frente a “la cumbre airosa donde la Ermita se alza”. Para algo sirven esos terrenos incultos, abandonados y todavía sin urbanizar (por desgracia y porque algo se hizo mal, su urbanización va a conllevar un alto y absurdo coste económico para las arcas municipales por sentencia judicial, ¡qué desastre!)
         Pero miren por dónde, alguna utilidad debían tener ahora esas viejas balsas en ruinas donde otrora se cocía esparto para la industria de la espartería. Está claro para qué sirve tan feo lugar en los aledaños del Colegio Cristo Crucificado y en la cercanía del templo más simbólico y querido de Cieza: la Ermita del Cristo del Consuelo. Sirve, ¡qué pena!, para que acudan allí masivamente los chitos y las chitas a pimplar bebidas alcohólicas en días señalados, como en Domingo de Ramos, en Viernes Santo o en Domingo de Resurrección, sin ir más lejos. Para eso sirve...
         Antes en Viernes Santo por la tarde –muchos de ustedes se acordarán–, decían los curas y las beatas que estaba el Señor muerto. Por tanto se cerraban los bares y los cines; en la radio ponían música sacra o gregoriano, y en la tele, que nada más que funcionaba una cadena (luego pondrían la UHF, pero muchos de aquellos televisores de lámparas que instalaban Ortuño y Marconi, ni siquiera podrían sintonizarla), echaban alguna película piadosa, como “Marcelino Pan y Vino” o “La Túnica Sagrada”. Pero emborracharse en la calle en día tan señalado hubiera sido un escándalo público, ¡un sacrilegio merecedor de la excomunión!
         De modo que como la gente no tenía donde ir, tomó la sana costumbre de marchar a la Fuente del Ojo. Entonces, personas de todas las edades, cual en una romería civil, iban paseando espaciosas por el camino; llegaban hasta aquel lugar del lavadero público (hoy está en proyecto su reconstrucción, ¡menos mal!), y, en una relación de convivencia pacífica y exenta de vicios, subían por los losados hasta la cercanía de los Casones. Mas ahora, tergiversando el sentido de la Semana Santa, en un día de tan honda religiosidad, como es Viernes Santo, en el que lo propio sería el recogimiento (y el no creyente nada tiene que celebrar ni observar), se tiende a adoptar por el contrario conductas desinhibidas y báquicas por parte de muchos jóvenes, lo cual choca también con el derecho al descanso y al uso normal de la vía pública del resto de la ciudadanía.
         Sin embargo algunas gentes, ante las quejas del escándalo que monta y de la marranería que deja a su paso esta muchedumbre botellonera y gritona, argumenta “que es que la juventud no tiene donde ir”. ¿No tiene dónde ir a qué…?, pregunto yo. Pues todo el mundo puede ir a todas partes siempre que  vaya bien ido. Otras gentes se refieren a que no hay una zona apartada y preparada al efecto, donde estos muchachos y muchachas puedan organizar sus fiestorros sin que los veamos tirados por los poyos de las casas, meando o vomitando entre los coches o en mitad de aquel erial de los terraplenes de la Ermita. Es verdad, no lo hay. Pero yo creo que esa no es la cuestión y que de esa manera estamos desviando el fondo del asunto. A esos jóvenes de ambos sexos que buscan los efectos etílicos como forma de pasar el rato, no hay que apartarlos como apestados y dejarlos que se emborrachen en aquel sucio lugar (la administración tiene, pero que mucha, responsabilidad en esto). Ni tampoco hay la necesidad de proporcionarles un área ex profeso para desarrollar su alcoholismo sin molestar la visión y la conciencia a los vecinos. No, no. No es por ahí.
La cosa es que ha habido una gran pérdida de valores en general y esto es muy serio y preocupante. De modo que lo que hace falta es “rebobinar” un poco y saber hacia dónde va esta sociedad; qué cultura hemos trasmitido a las generaciones que llegan detrás y qué valores podrán transmitir los niños y adolescentes de hoy en día a los que vengan después. Algunas gentes afirman también que es que los jóvenes tienen que divertirse. De acuerdo. No solo los jóvenes. Todos tenemos derecho a divertirnos y pasárnoslo bien. Claro que sí. Pero algunas gentes están confundiendo la velocidad con el tocino y admiten como verdad universal que divertirse es beber alcohol tirado en el suelo y que pasárselo bien es emborracharse en un sucio terraplén de la Ermita.
Miren, lo que hace falta es recuperar valores cívicos y humanísticos y que tengamos claro qué es lo que nos hace personas y qué es lo que nos degrada y nos anula la educación y el civismo. El alcohol está ahí para disfrutarlo, en la dosis justa; pero no para emborracharse y perder la dignidad en mitad de la calle o en las Balsas de Migaseca. ¡Qué pena!
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 11/04/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"